La aceituna arbequina es originaria de la localidad de Arbeca, en Lérida, aunque se ha extendido por España y el resto del mundo por la alta calidad de sus aceites y su capacidad de adaptación a diferentes climas y terrenos. Los árboles son de escaso vigor y rápida entrada en producción, lo que los hace muy adecuados para las modernas técnicas de cultivo, y la maduración temprana evita los riesgos de heladas que se pueden producir en diciembre y enero.
Los olivos arbequinos producen aceitunas pequeñas, que dan lugar a aceites dulces y aromáticos, con pocos sabores amargos o picantes. Debido a su popularidad y extensión geográfica los aceites de arbequina pueden tener muchos matices diferentes, pero en general predominan los aromas vegetales: hierba, manzana, plátano, tomate.
El aceite de arbequina es un aceite delicado y suave, muy adecuado para acompañar platos de pescado o marisco, para aliñar ensaladas o para tomar simplemente con una tostada y algo de tomate. Su sabor no invasivo lo hace idóneo para platos como la tortilla de patatas o el gazpacho, ya que aporta textura y aroma sin dominar al resto de los ingredientes. También es muy adecuado para dulces y repostería gracias a su dulzor y bajo amargor.